"Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio"
Juan Carlos Onetti.

martes, julio 03, 2007

¿Por qué sonríe el hombre de tez de noche?

Son las 4.30 am. El hombre de tez de noche se levanta, cansado porque no pudo descansar bien. ¡Ni tiempo de soñar tuvo! Se sacó el piyama y se puso su uniforme de todos los días. Su mujer la esperaba con unos mates en la cocina. Hablaban despacito, para que los chicos, el gato y el perro no se despertaran. En el silencio de la madrugada soñaba con unas tostadas con mermelada o unas buenas medialunas recién horneadas. Había un par de hacía dos días, pero quería guardarlas para sus hijos.
-Te amo con toda el alma- le repetía a su esposa cada mañana antes de partir, lo que para muchos es un mero rito matutino para él era una emoción enorme. La abrazaba y la sentía, agradecía tenerla a ella y a sus hijos.
A veces, al mirar su situación, el hombre de tez de noche se siente olvidado. Lo único que quiere es un futuro para sus hijos y una vejez tranquila. Cuesta imaginarlo, cuesta pensarlo. Y es por eso que lucha tanto buscando lo justo. Se pregunta si algún día morirán de hambre o volarán al norte.

El hombre de cabellos de sol pide una segunda vuelta. Se llenó, pero estaba tan rica la comida que se le hizo imposible no saborearla una vez mas.
Con la panza llena se tira en el sillón de cuero y prende el televisor, ese que es mas grande que la mesa. Se estira, le da fiaca el solo hecho de pensar que en minutos tendría que ir al trabajo. ¡Y de qué lo necesitaba! Si después del dinero que le pagaron por el último negocio que hizo podía vivir años y años sin mover un dedo de su casa. Apariencias, eso era todo. Siempre es acerca de las apariencias, ¿qué mas importa acaso?.
Miraba el noticiero mientras se rascaba la cabeza. Soñaba con su próximo viaje al Caribe con su esposa (quien en ese momento estaba en el gimnasio con sus amigas), y sus hijas. También fantaseaba con su secretaria, a quien esta tarde le daría un momento de placer.
Titular del día: "el índice de pobreza crece y crece" y bla bla bla. Qué le interesa. Siempre mucho de lo mismo, aunque sabe que en el fondo lo siente. ¡Claro que lo siente! Alimenta su alma dándole unas ropitas a la hija de la chica que limpia y alguna que otra sobra al chofer.

El hombre de tez de noche, tras una larga jornada de trabajo, se sentó en la entrada, cansado pero con una sonrisa que apremiaba una comida caliente en unas horas. A su lado se sentó el hombre de cabellos de sol. Lo incomodaba tanto compartir la habitación con el primero, había algo en él que le inspiraba desconfianza. ¡Qué incomodo!
En un momento sus miradas se cruzaron. Ninguno pestañaba. La respiración del hombre de cabellos de sol se aceleraba; el de tez de noche seguía demasiado tranquilo, sonriendo. ¡Cuánta diferencia, contraste mental!
"¿Por qué sonríe el hombre de tez de noche?" se interesó el de los cabellos de sol.
Ambos partieron para su casa, siguiendo cada uno con su vida. Aunque al tilingo le intrigaba cada vez mas por qué no podía conseguir tener la sonrisa del hombre de tez de noche. La esforzaba, le pedía a su mujer que lo ayudase pero no podían. Nadie lo lograba y eso lo exasperaba. Fue triste darse cuenta que no podía encontrar la respuesta, tampoco tenía el tiempo para buscarla. Estaba muy ocupado con sus vacaciones, fiestas y banquetes. Todo aquello que requiere la otra felicidad, la efímera.

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