"Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio"
Juan Carlos Onetti.

lunes, mayo 04, 2009

Él queria que ella supiera que estaba solamente a unos pasos de ahí. No se cansaba de repetírselo. Pero el que espera desespera, y el que desespera se cansa de esperar. Así pasó el tiempo en que en el arenero del jardín él la conoció, bailando la canción de tomar el té y comiendo unas galletitas. No saber por qué la tetera era de porcelana pero no se veia ya no le importaba. La subió en su triciclo espacial y la llevó al sector de los bloques pero ella quería jugar a la casita; como no se ponían de acuerdo volvieron al arenero. Él le regaló un puñadito de arena y una ramita de un árbol, y ella de esa misma ramita cortó otra que le devolvió (junto con otro puñadito de arena).
Jugaron un tiempo a darse besitos atrás del auto y, cuando jugaban con los demás a la escondida, siempre se escondían juntos. Él la defendía cuando en la mancha alguien era bruto con ella.
Cuando estaba solo en su casa mirando el atardecer pensando de qué color pintaría la pared, lo sorprendían esas ganas de hacerle el amor. Pero automáticamente se daba cuenta que eso era para los grandes, solamente había que esperar unos años.
Y así pasó el tiempo en que en el arenero del jardín él la conoció. Y era hora de pasar a primer grado. Y, como las palabras se las lleva el viento y las cosas simples el tiempo, las ramitas y el arenero se guardaron en un cajón. Y el nene, chiquito y con el guardapolvo blanco nuevito nuevito, desesperado (porque el que desespera se cansa de esperar), encontraba cada tanto una ramita en un cajón y se preguntaba como pudo haberse enamorado de una nena que no creía en el amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo te supe entender, y aca te encontre tan vulnerable y desesperado ( porque el que desespera se cansa de esperar), y comprendi lo que significa una ramita, una ramita al momento de regalarla y al momento de abrir el cajon para encontrarla y el miedo que da, volverla a regalar. Y te amo porque se que te jugas hasta los huesos, y porque te acompaño aunque los huesos se te hagan polvo, y tengas que resurgir de las cenizas como el ave fenix.

y encima escribiste besitos atras del auto, como nosotros (L)