
A veces hay algún recuerdo que nos roza, que nos sorprende en medio de infinitas cosas. Temblor fugaz, aleteante como un beso, que pasa y deja el corazon tan indefenso. Tal vez porque sentir de pronto aquel anhelo que tiene el nombre de algo viejo, que no pudimos retener, perdura alli, inalcanzable en los espejos. Pero diciendo desde adentro
qué hermoso fue lo que se fue. Eso de ayer, que llega así como si nada, y que se queda secreto y tibio en la mirada, tiene el sabor de lo perdido pero puede sin mas palabras acompañarnos para siempre. Lo cierto es que uno se guarda lo vivido, y vuelve el paso a los caminos que aún le faltan por hacer, sintiendo al fin que aquel instante que tuvimos bastó nomás para decirnos
QUÉ HERMOSO FUE LO QUE SE FUE.
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