"Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio"
Juan Carlos Onetti.

domingo, junio 20, 2010

El amor es como una partida de Jenga

Unx debe estar dispuesto a jugar, y después de haber elegido ESE juego entre tantos se dispone a armar la torre: pieza por pieza desde la plataforma hasta tocar el cielo, tres piezas en paralelo y tres en perpendicular.
La condición es ir sacando, por turnos, cada una de las piezas sin dejar caer la torre.
Lo ideal es que sean DOS jugadores en este caso -la intervención de un tercerx (cuartx, quintx) sería un problema desde el vamos-.
Y así pasó el tiempo, desde que dijimos "dale, juguemos" y nos enredamos en eso de saltar a la pileta (generalmente desnudos y sin protección) y de la que dificilmente podemos salir impunes. Jugar no es sencillo. Sólo si es un juego eterno en el que nadie pueda salir desfavorecido, pero claro en todo juego se gana o se pierde.
Sacar una ficha. Ahora te toca a vos. Sacar otra ficha y ponerla arriba. Claro, la condición es no sacar de las últimas tres hileras.
Sacar las fichas es parte inevitable del juego: son las reglas. Jugar es un riesgo y no se puede volver atrás, es dar un paso y tomar una desición. Es solamente para valientes, lxs cobardes quedan directamente excentos del juego antes de empezar a jugar (vale aclarar que nadie los saca, se van solitxs).
Es un ir y venir. Un "¿te gusta lo que te cociné?" y un "me encanta, hagamos el amor". Es un "me tomo el tiempo para prepararme, para vestirme solamente para que él/ella me vea" y un "vamos, pedime de vuelta que nos veamos, ¿qué estás esperando?". Es un "¡sos unx cagonx!" y un "me importa nada lo que pienses en este momento". Es eso, sí, amar, odiar, desmayarse, huir, estar triste y alegre, triunfos y fichas caidas al suelo.
La emoción de este juego es que nunca se sabe bien lo que va a pasar; por suerte jamás unx se atreve a deafiar al destino.
Y en ese momento inesperado en el que el índice presiona contra una ficha ubicada estratégicamente, en el que dar un paso en falso podría ser el final... se derrumba todo. Se viene abajo con tal potencia, cual choque, cual golpe, cual quiera.
Y las fichas quedan ahí, desparramadas en la mesa, en el piso. Los participantes queda atónitos y tragan saliba. Miran las piezas caídas preguntándose cuándo es que pasó eso, cómo llegaron a eso, qué fue lo que hizo que la torre cayera, que tanto amor se veniese abajo.
Y las fichas quedan ahí, tiradas.
¿Quién tiene ganas de jugar otra partida inmediatamente? ¿Cuánto tiempo se necesita para juntar las piezas, uno por uno los 54 bloques y armar una partida nuevamente?
Así como escuchó, el amor es como una partida de Jenga.

1 comentario:

Josefina dijo...

Sabes algo? Desde que me convertì en lectora de tu blog, me anotè todos los libros de la lista, y los voy releyendo a los que ya habpia leìdo, como El principito, o me los compro para leerlos, como hice hoy con El libro de los abrazos. Tenemos gustos bastante parecidos. Me encantarìa saber tu nombre y poder hablar con vos :)